La noche que tres camiones de basura se estacionaron frente a mi casa para cambiar de turno. Y cuatro basureros se bajaron de cada camión, empezaron a quitarse los overoles, las botas, su ropa la traían abajo. Niños y niñas.
Luego llegaron otros cuatro
luego los otros ocho
veinticuatro basureros vestidos de naranja brillaban frente a mi casa esa noche. Algunos se sentaron en la banqueta a comer algo antes de irse, tomar agua, otros platicaban, acomodaban sus mochilas, se ponían el overol encima de su ropa. En veinte minutos doce basureros caminaban a eje 5 para irse a sus casas. Los otros doce empezaban su turno.
Esa fue la noche en que tres camiones de basura se estacionaron frente a mi casa
para cambiar de turno y yo estaba parada en la ventana de la cocina esperando no sé qué cosa, no sé qué aire y lo que llegó fueron veinticuatro basureros vestidos de overol naranja. Qué espectáculo.
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