19.5.10

MUSICOFILIAS 1


Él

Como si se hubiera roto un piano a mitad de un concierto en una sala chiquita, con apenas una luz sesgadita y unas cuantas sillas. A mitad de la pieza de la mitad del concierto. Así como si nada se rompe un piano. Y todos voltean a verse unos a otros. Menos el que toca el piano. Él se mira las manos. Camina entre los escombros del piano que se rompió a mitad del concierto. Se para frente a todos, la luz sesgadita queda detrás de él, apenas se le distinguen los hombros y unos pelos que le saltan de la cabeza. Sus manos son largas igual que él, también su nariz y los pómulos. Esta parado frente a todos y así como de repente el piano se rompió a mitad de la pieza, el que toca el piano se rompe de repente, se rompe en lágrimas y se va haciendo chiquito entre los escombros de su piano. Dice que entre el Do sostenido y el Fa dejo su corazón. Entre el Re y el Si dejo su niñez . Entre el Mi y el Sol dejó el resto de la música. Y en una de esas noches se quedó sordo.

No le quedó más que romper su piano de un suspiro a mitad de la pieza de la mitad del concierto para buscar entre los escombros lo que en las notas había ido dejando.

Todos estaban ahí mirándolo, largo como pentagrama. Uno a uno fueron saliendo de la sala, algunos recogían pedazos del piano para llevárselos, algunos salían corriendo sin voltearlo a ver, otros sólo salían dudosos de si acercarse, otros simplemente se quedaron sentados.

El pianista roto se quedó con su piano roto, y las notas sueltas que encontró y recogió para intentar ponérselas en los oídos . De un suspiro igual que rompió el piano, rompió el silencio. La música inundo otra vez. De los escombros, del Do sostenido, de su niñez, del Re y de su sordera. De todos lados escurría música. Y él, largo como pentagrama, malabareando notas como si fueran pelotas, o uno de esos días que por más que se quiere no se olvidan. Malabareando el tiempo, la luz, malabareando la música como a la vida.

Qué más podría hacer un pianista una noche, en una sala chiquita con apenas una luz sesgadita, unas cuantas sillas, un piano roto, las notas sueltas y sus dedos largos como pentagrama.

2 comentarios:

  1. Cuando en meditación contemplo el viento, los pájaros, el movimiento total de la vida,
    se dibuja una sonrisa en mi rostro, gozosa, así me imagine en esa sala, observando al pianista en una sala chiquita con apenas una luz sesgadita, unas cuantas sillas, un piano roto,las notas sueltas y sus dedos largos como pentagrama.

    ResponderEliminar
  2. Anónimo15.6.10

    Qué bonita reunión, la neta.

    ResponderEliminar