23.3.10

DULCE DE MENTA

dulce de menta para después de cada comida pesada en especies, especies hay muchas, tantas que quién sabe. mi especie favorita es el orégano. orégano, menta y ajonjolí es lo que queda en la cocina. mejor voy a hacer la lista del súper. No vaya a ser que se me olvide algo, como siempre.

o es la pasta de dientes, o el jabón de ropa, o el papel de baño (eso es lo peor) o el trapo nuevo. La leche nunca se me olvida. Dulce de menta para después de cada comida pesada, o para después de un trago amargo, por eso el café con azúcar, como dice mi abuela, amarga la vida y amargo el café no. Aunque ahorita más que un café me gustaría oler a mi abuela, meterme a su vestidor donde aprendí lo que significa humedad. Pienso si tendré estos mismos sartenes que tengo desde hace casi diez años toda mi vida como ella, que los suyos le han durado treinta años. Y no se queja ni de ellos, ni de mi, ni de mi abuelo, que en su notable inteligencia solamente a veces se da cuenta de lo que pasa a su alrededor, y a veces cuando le pasa, yo me doy cuenta. trato de imaginarme qué estará pensando, la verdad es que no tengo ni idea. Podría ser en un dulce de menta pero no creo que le gusten a mi abuelo. Mejor voy a hacer la lista del súper. Luego voy a seguir escribiendo, creo que estoy logrando armar algo. Tal vez debería de quitar el saxofón de fondo. Si, al rato lo voy a intentar sin saxofón. Ahora voy a hacer la lista del súper, no voy a olvidar agregar unos sartenes nuevos.

3 comentarios:

  1. Anónimo24.3.10

    I

    Sigo mirando, mirando y mirando. Voy de arriba a abajo. De DULCE DE MENTA a IR EN TAXI CONTIGO ES INCREIBLE. Leyendo y leyendo. Aún no encuentro la manera de decirlo. Tal vez si te cuento una historia todo sea distinto.

    Hoy en la tarde, una lluvia fina y pertinaz había barrido con una tersa estela de polvo que horas antes se mantenía esparcido por los agrietados andadores de la vieja unidad habitacional. Esa por la que suelo de cuando en cuando deambular. Algunas horas más tarde, mi rostro comenzaba a sentir ese desliz frío y fresco del aire que prevalecía curiosamente durante esta tarde. Mis fosas nasales se ensancharon y dejaron pasear en su interior el helido y dúctil desliz de ese viento. Las hojas moribundas de los árboles en los alrededores comenzaron a tiritar, pero no demasiado tiempo porque en instantes se desprendían fácilmente de las prematuramente avejentadas ramas de donde pendían. Hoja tras hoja, fueron descendiendo paulatinamente, bamboleándose en esa acompasada picada hasta cubrir los pasillos de un vasto y frondoso tapiz que sugería en cierto sentido, ser confortable para mis aletargados pies. Pensé en ella y en que posiblemente gustaría de estrujar bajo de si las hojas secas vertidas sobre el suelo. Estrujándolas, provocando con las plantas de sus pies esos gemidos que resuenan y profieren un fino eco al triturarlas por un andamio solitario como aquellos. Las nubes de hoy parecían ser tan robustas, tan densas y oblongas que uno podía pensar que el propio cielo se encontraba muy raso de los edificios adyacentes. Pensé ue tal vez con inhalar un poco ese viento ligeramente glacial dichas nubes vendrían aspiradas por un mínimo esfuerzo de succión e insuflarían de algodón los pulmones.

    Justo entonces, mientras me mantenía sentado, mejor dicho, apelmazado sobre una de las bancas que se encuentran distribuidas en las inmediaciones de esos edificios, caí en un estadío de mera zozobra y calidez al percibir una mirada verdaderamente refulgente, tan desconocida,. Esa mirada que al primer contacto se ha dilapidado para la posteridad. Ojos tan límpidos que aunque me concediern solo una mirada de simple desdén, la cordura no volvería a asistirme y tan solo el remanente que dejara en mi memoria sería el más tortuoso suplicio.

    Así fué como mi escuálida anatomía concluyó siendo acogida por el sortilegio de una mirada que no sé si fue apacible, taciturna, juguetona o si tal vez sea la representación tangible del clamor de un sentimiento que ya no se encuentra dispuesto a ser mancillado.

    Ya me di cuenta que no es convincente. Es demasiado arregladito. Es demasiado fantasioso pero no puedo evitarlo. Debo levantarme del sillón. Mi viejo sillón roído es confortable. Tengo una sensación extraña. Sólo hay calorcito en uno de sus lados. Antes había en ambos. Sigo pensando. Es muy difícil cuando no sabes con certeza a quien te diriges. Mejor te cuento otra cosa.

    Por tus palabras.

    Hoy decidí ya no vetar a mis ojos,
    hacerlos custodios, férreos gendarmes,
    de tus palabras, solventes de abrojos,
    probidad silábica de dulces desarmes.

    Escucha el último aliento taciturno,
    tu palabra, febril saeta diestra,
    ha puesto finitud al pesar nocturno,
    ha mellado mi zozobra siniestra.

    Haz disuelto ordinarias locuras,
    repuesto un poco a un abrumado.
    beato encanto de tus honduras,
    a voráz estrago ha derrumbado.

    Creo que lo volvía a hacer. Eso es demasiado viejo. Quizá pensarás que estoy chapado a la antigua. Es muy convencional pero no puedo evitarlo. Se me ha ocurrido otra cosa. Mejor vuelvo a leer pero ahora de abajo hacia arriba. NO FUE A PROPOSITO. Me rió a mandíbula batiente.Perdón, me rio muchísimo, no fue a propósito. Debo decir las cosas de un modo menos complicado. Mejor sigo leyendo. Es bueno estar ya en casa. El tráfico en estos días es muy denso. Yo también he pasado por revolución y mixcoac. Siempre miro hacia los lados. No sea que me vayan a planchar. He pensado en otra cosa. Mejor te cuento cómo llegué aquí.

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  2. Anónimo24.3.10

    II

    Hoy yacía un clima abrasivo. El cielo se mantuvo en el trasncurso del día ardoroso, ígneo y sumamente bochornoso; sencillamente caluroso. Tras haber regresado a casa, ya entrada la noche me dispuse a proseguir con la resolución de algunos pendientes. Me aposenté en mi cama, retocé un poco. Recobré ánimos desgastados previamente y me dispuse a continuar con la encomienda habitual: leer, leer y simplemente escribir. Saludos cordiales y breves se intercambiaron tras haber encendido el ordenador y ponerme en línea en el mensajero electrónico.


    Bromas, comentarios socarrones, saludos nostálgicos y demás expresiones paulatinamente fueron intercambiándose. De súbito llegó a mi remitente una imagen. Emotiva a simple vista. Comentarios, sendos comentarios se despilfarraron. De pronto un link se anticipó; una dirección, un espacio comúnmente lo consideran. Dos clicks; un rótulo:

    "Creo que es hora de que me aguregues a tu Msn"

    Observas. De principio, la mirada que uno ofrece es superficial por encontrarse en otros menesteres. Más comentarios; muchos comentarios. Segunda vuelta. Vista alistada y... ¡splash! Estridencia, ánimo enhiesto, emociones alborotadas; sensaciones bullen, se dilatan, se propagan.

    Mi medio: ser un ingenuo artífice de la palabra, de la articulación del lenguaje por medio de la maligna palabra; de la conversación escrita porque... como Barthes dice:

    “ El lenguaje es una piel: yo froto mi lenguaje contra el otro. Es como si tuviera palabras a guisa de dedos, o dedos en la punta de mis palabras. Mi lenguaje tiembla de deseo. La emoción proviene de un doble contacto; por una parte, toda una actividad discursiva viene a realzar discretamente, indirectamente, un significado único que es " yo te deseo ", deseo tu pasión, tu visión, tu creación. Ese significado lo libera, lo alimenta, lo ramifica, lo hace estallar; por otra parte, envuelvo al otro en la palabra, lo pretendo acariciar, mimar, conversar acerca de estos mimos. Me desvivo por hacer durar el comentario.”

    Creo que lo volvía a hacer. Suelo ser muy testarudo en estas cosas. Debería mejor ponerme a ver una película. A veces no sé si sea tan prudente expresar esas cosas.

    José Emilio Pacheco, el autor de mi predilecto "batallas en el desierto" difundió tres nuevos poemas.

    Sólo queria compartir uno contigo. A decir verdad, no sé porqué pero mientras estoy contando algunos pájaros de papel que hice apenas ayer lo que escribes me es muy familiar a como escribe José.

    Concordancias: Las personas del verbo

    Una vez
    Y por breve tiempo
    Hace mucho tiempo
    Tú y yo
    Fuimos de pronto hasta muy adentro
    Nosotros.

    "Nosotros dos" podía yo decir
    En las horas voraces que fueron nuestras.

    Desde hace tiempo
    Si hablo de ti
    Sólo puedo emplear
    La tercera persona: Ella.

    El yo empobrecido se hunde
    Entre las concordancias de la Nada.ejor te cuento otra cosa.

    Creo que esto tampoco funciona. A veces no distingo entre "ser" con alguien con quien no he sido. Eso supongo que es un grave problema. Mejor te cuento otra cosa. Supongo que nada de lo mencionado ha venido a cuento. Mejor te cuento otra cosa. Esa creo es un poco personal. Mejor te cuento que se siente en un beso.

    ... Algunos labios entrechocando, coalisionándose; imantándose, buscando entrelazarar los alientos que ya no pueden suprimir. Confrontando a las lenguas; paladeándose,sumergiendose, anquilosándose, engarzandose en un refugio húmedo y cálido. Repentinamente el rostro mas terso se convierte en un desfiladero de emociones que se han dejado entrever líquidas, dándole a esos besos una textura acuífera, añadiendo a ese gesto enternecedor un saborcito salitroso. haciendo un poquito salada y acuosa a la ternura.

    Creo que esto tampoco ha sido adecuado. Mejor me remito a decir lo que desde un principio iba a decir. Espero leer lo próximo en tu blog y sólo pensar esto que se me ocurre cuando leo lo que haz escrito hasta hoy.

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  3. I
    piensa en el camino de una hoja que cae la distancia entre la tierra y la rama la más mínima brisa podría alterar su trayecto ahora piensa que eres esa hoja que cae cayendo cayendo y de dónde vienes y dónde estás
    TRUONG TRAN

    II

    ...La nada se toca a sí misma en el poeta que al renunciar al lenguaje sonríe. Como viento en la sombra, como luz en el hombre se toca.
    Los gestos y el tacto anulan la palabra, la aniquilan, la dan al olvido.
    La memoria calla ante el espejo del cuerpo que olvida.
    La nada se dice en su forma...
    el poeta?
    Es el silencio que triunfa, que arde, que toca.
    La palabra...
    La palabra es caída y olvido que revela el silencio
    (EL SER DEL POETA, Nueva York, diciembre de 1977)

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